jueves, 26 de diciembre de 2013

Opinión sobre la Islamofobia


ISLAMOFOBIA: ¿acepta España el Islam?


Subo las escaleras del metro que me conducen a la superficie. Pongo mi primer pie en  el barrio londinense de Mile End y ya puedo ver la asombrosa diversidad cultural que habita en la ciudad.
Me encuentro dentro de una masa de personas que camina con paso firme hacia la parada de autobús más cercana a la estación. Entre ellas predominan los saris, velos, turbantes, chilabas y burkas que caracterizan a esta zona del este de la inmensa ciudad. Llego a la parada. Viene el bus. Subo a él junto con la masa de población islámica.

Escucho la conversación de una mujer con hiyab (velo islámico) y su marido hablando sobre su día en el trabajo. Más adelante un niño agarra la túnica de su padre llorando, pidiéndole ir al parque. Dos niñas con rasgos árabes vestidas de uniforme, una de ellas con velo, se quejan de uno de sus profesores. Lo pienso, y no. No existe diferencia. Nunca me he sentido diferente. Yo fui esa niña que lloraba, esa chica con uniforme y puede que algún día sea esa mujer que habla con su marido sobre su día en la oficina. ¿Por qué la sociedad se empeña en señalarlos, en prejuzgarlos, en acribillarlos?

Bajo del bus. Llego a mi casa. El olor a curry despierta mi apetito. Mi vecina, una mujer pakistaní de gran amabilidad me saluda sonriendo desde la ventana mientras cocina. Entro a mi casa, me tumbo en la cama y mirando el techo pienso.

Mi mente vuelve a España y se detiene en conversaciones pasadas. “Los moros son unos machistas”. “Son unos fanáticos terroristas”. Me entristece haber tenido que verme envuelta en conversaciones de este tipo y me sorprende al mismo tiempo pensar que ninguna de las personas a las que escuché emitir este tipo de afirmaciones ha tenido relación alguna con personas islámicas. ¿Hasta qué punto tienen derecho a juzgarlos si no saben cómo son en realidad? Pienso en mi compañero de trabajo, un chico egipcio de 23 años. En mis jefes, también egipcios. En mi compañera y amiga marroquí. En gran parte de mis amigos en Londres, árabes y musulmanes. Jamás he visto un atisbo de machismo o fanatismo en sus actitudes. Jamás. Siempre todo lo contrario. Mis experiencias con personas musulmanas ha sido siempre positiva.

Mi experiencia en Londres me ha enseñado que la religión y la cultura son partes  inherentes en todo ser humano. Cada cual tienes las suyas. Mi amigo Said no come cerdo, reza cinco veces al día, y no bebe alcohol. Mi abuela va todos los domingos a la Iglesia, reza todas las noches y siempre porta una cruz colgada al cuello.

El desconocimiento sobre la cultura islámica es causa de uno de los males más terribles de nuestros tiempos: la islamofobia. ¿Existe algo peor que un odio común hacia toda una cultura? Abrimos un periódico y podemos ver la palabra islamismo acompañada de “terrorismo” o “fanatismo”. Me entristece darme cuenta de cómo año tras año la influencia de los medios ha ahondado en la incultura de la sociedad dando pie a la creación de un estereotipo nefasto sobre concepto musulmán.

Desearía que la sociedad se diera cuenta de que aunque existan países musulmanes en los que predomina el fanatismo religioso, no todos los países islámicos son así, y que personas islámicas que viven en estos países radicalizados tienen que sufrir día tras día sus imposiciones, casi nunca por voluntad propia. Todo poder que se ejerza desde un punto de vista religioso será igual de fanático, como sucedió hace años en nuestra cultura con el cristianismo, sin ir más lejos. Esto es claro ejemplo de que el problema no es la religión en sí, si no el cómo se ejerza y el cómo se practique. Una persona creyente que profesa su fe, siendo coherente con ella misma merece todos mis respetos. No es justo que estas personas, que deciden combinar su día a día con un pensamiento religioso o que eligen seguir practicando las tradiciones de su cultura acaben pagando por culpa del fanatismo de unos pocos.

Mi móvil suena despertándome de mis pensamientos. Es mi amiga Sanaa, de nacionalidad egipcia, vive con su madre divorciada en Londres desde hace cinco años. Emocionada me explica que la han aceptado en la universidad que deseaba.  Va a estudiar ciencias políticas. Y sí, es mujer, y además musulmana.

Sara Piquer Martí


 Vídeo sobre la islamofobia en la Unión Europea

6 comentarios:

  1. Bien. El Islam ha tenido sabios, científicos, eruditos, filósofos, poetas, escritores; también ha tenido grandes mujeres muy luchadoras por sus derechos, por salir adelante.
    Pese a ello, no obstante, hay algo que choca con una manera normal de relacionarse entre los seres humanos, y es la vestimenta que llevan las mujeres islámicas. Si bien es una cuestión de grados, porque dependiendo de la severidad de las costumbres, o incluso, de la cercanía a los países de la Península Arábiga, la vestimenta varía entre llevar una pañuelo riguroso, que tapa la cabeza, sin mostrar un solo cabello, el cuello, un pañuelo que tapa las formas de las mujeres; hasta lo más extremo que es ir cubierta de velos negros de los pies a la cabeza, incluido el rostro, salvo los ojos, y a veces, incluidos los ojos, tapados por un velo más o menos tupido, o por una rejilla de tela.
    Y si una mujer se convierte al Islam, que sepa, porque lo debe saber, que está aceptando diversos grados de vestimenta muy restrictiva. Y que sólo es una cuestión de grado, según la opinión de el Imán.
    Y ciertas cosas,esta cultura occidental, donde somos tan cobardes, en general, no se deben admitir.
    El ser humano necesita tomar el sol, el aire, en su justa medida. Todos los seres vivos necesitan tomar su ración de sol. Y las mujeres islámicas cubiertas de tantos velos, deben tener carencia de vitaminas. El sol es bueno para los huesos.
    Me agrada mucho más la forma de vestir de los hombres árabe musulmanes. Es mucho más cómoda, y no tienen que taparse el rostro, les da el sol, el aire.
    A mi juicio, es una costumbre, supuestamente extraida del Corán, muy machista-misógina. Pero, no me interesa comprender los motivos de nadie para convertirse a otra cultura, ni me importa.
    Los hombres de la Península Arábiga, su ropa tradicional es muy bonita, mucho más alegre que la que llevan las mujeres, de color blanco, con su turbante, que es muy bonito, y el rostro descubierto, como seres humanos que son.
    Las mujeres de Arabia, es algo terrible. Y no se entiende porqué tienen prohibido llevar ropa de colores, o ir con la cara al descubierto.

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  2. No tengo nada contra ninguna confesión religiosa, que quede claro. Las primeras victimas del integrismo islámica son los árabes, da lo mismo que sean cristianos, musulmanes, o de cualquier otra confesión.
    Pero, me agradaría ver algún día, que en Arabia Saudita existe libertad de culto, y que las mujeres pueden salir a la calle sin compañía masculina, conducir vehículos, salir de su país sin permiso del marido...etc. Me encantaría ver a las mujeres de Arabia con el rostro descubierto, dándoles el sol, el aire, y vistiendo con colores alegres, con pañuelos en la cabeza, si eso es lo que quieren, pero sin esa especie de tela opresiva negra, que se ven obligadas a llevar.
    Es una utopía, pero, en Occidente, en buena medida, se refuerza ese sistema político-religioso, que tienen en la Península Arábiga, con la dependencia del petróleo, y con los aliados que existen, extraños socios, entre países occidentales y la Península Arábiga.

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  3. Una Península Arábiga, diferente, donde se pudieran expresar opiniones críticas y bien argumentadas sobre el Islam, sin correr el riesgo de recibir cientos, o miles de latigazos, o de ser encarcelado. Una Península donde los canes fueran bien recibidos, y no considerados animales inmundos.
    Otro mundo.
    Claro que me acuerdo de una dictadura que existió durante muchos años en la Península Ibérica, España, Portugal; y donde existían bases militares de una gran potencia extranjera. Y en cierta manera, esas bases militares extranjeras, reafirmaron la dictadura de unos 40 años.
    Y volviendo al tema de la Península Arábiga, una Península donde sus habitantes, fueran hombres o mujeres, pudieran recorrerla, haciendo turismo, sin temor a ser considerados seres inmundos por ir juntos, sin estar casados.

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  4. Si algún día, en la Península Arábiga los canes son bienvenidos, y se les valora como animales nobles, valientes, habrá comenzado un cambio. Mas, hay un conflicto entre las autoridades religiosas saudíes, que establecen todo tipo de prohibiciones, hasta el hecho tan simple de tener animales domésticos, como perros y gatos. Está prohibido en Arabia Saudita.
    Y los perros suelen tener mucha alegría dentro de ellos, es algo natural.
    Una pena, pero, una sociedad que no valora a los canes, es una cultura muy triste, a mi juicio.

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  5. Hay un conflicto entre las autoridades religiosas saudíes, y la tenencia de animales domésticos como perros y gatos. Algo increible, pero, cierto.

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